Partió a la Casa
del Padre en Bellús el día 20 Adela Vidal Pérez (86
años).
Lunes 27. Sta. Mónica. El
nombre del Señor será glorificado en vosotros. 2 Tesaloniceses 1,
1-5.11b-12; Sal 93; Mt 23, 13-22. A las 9 misa en Montaverner. A las 20 misa de
la novena en Alfarrasí.
Martes 28. S. Agustín. Esto
es lo que habrí de practicar, aunque sin descuidar aquello. 2
Tes 2,1-3a.14-17; Sal 95; Mt 23, 23-26. A las 9 misa en Montaverner. A las 20
misa de la novena en Alfarrasí.
Miércoles 29. Martirio de san Juan
Bautista. V. DE LORETO. Dichosos los que temen al Señor. 2
Tes 3, 6-10.16-18; Sal 127; Mc 6, 17-29. A las 9 misa en Montaverner. A las 12
misa solemne en Montaverner. A las 20 misa de la novena en Alfarrasí. A las 21
procesión en Montaverner.
Jueves 30. S. Celedonio. CRISTO DE
LA PACIENCIA. En él habéis sido enriquecidos en
todo. 1 Corintios 1,1-9; Sal 144; Mt 24,
42-51. A las 9 misa en Montaverner. A las 12 misa solemne en Montaverner. A las
20 misa de la novena en Alfarrasí. A las 21 procesión en Montaverner.
Viernes 31.S. Ramón Nonato. SANTOS
TITULARES JUAN Y SANTIAGO. Predicamos a Cristo crucificado. 1
Cor 1, 17-25; Sal 32; Mt 25,1-13. A las 19 misa y traslado a Colata en
Montaverner. A las 20 misa en Alfarrasí.
Sábado 1 de septiembre. N.S.
de los Ángeles del Puig y de la Cinta. Lo débil del mundo lo
ha escogido Dios. 1 Cor 1, 26-31; Sal 32; Mt 25, 14-30.
A las 9 misa en Alfarrasí. A las 19 misa en Montaverner. A las 19.45 misa en
Bellús. A las 20.30 misa en Alfarrasí.
Domingo 2. XXII T.O. Poned
en práctica la palabra. Dt 4, 1-2.6-8; Sal 14; Sant
1,16b-18.21-22.27; Mc 7, 1-8.14-15.21-23.
A las 9 misa en Montaverner. A las 10 misa en Sempere. A las 10.45 misa en Benissuera. A las 11.30
misa en Guadassequies. A las 20 misa en Alfarrasí.
EVANGELIO DEL DOMINGO.
Lectura del santo
evangelio según san Juan 6, 60-69
EN AQUEL TIEMPO,
muchos de los discípulos de Jesús dijeron:
-Este modo de
hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?
Sabiendo Jesús que
sus discípulos lo criticaban, les dijo:
-¿Esto os
escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El
Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he
dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos entre vosotros que no
creen.
Pues Jesús sabía
desde el principio quienes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo:
-Por eso os he
dicho que nadie puede venir a mí si el
Padre no se lo concede.
Desde entonces,
muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces
Jesús dijo a los Doce:
-¿También vosotros
queréis marcharos?
Simón Pedro le
contestó:
-Señor, ¿a quién
vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos
que tú eres el Santo de Dios.
COMENTARIO.
El final del
discurso del Pan de Vida concluye situando el lector ante la opción de rechazar
u optar por Jesús. Son muchos los discípulos que le abandonan escandalizados
por su doctrina, confirmando las palabras del Maestro sobre el seguimiento en
cuanto elección divina.
El mensaje de Jesús provoca el rechazo social,
porque “Esta es la naturaleza de las cosas, el que la verdad sea amarga y los
vicios agradables. El apóstol san Pablo dice ‘me he hecho enemigo vuestro por
deciros la verdad’. Y porque las palabras del Salvador parecían duras, muchos
discípulos le volvieron la espalda” (san Jerónimo). Tan solo Pedro, en nombre
de los Doce le reconocen como el Santo de Dios. Así pues, ¿cuál es nuestra
opción?
CARTA DEL PAPA
FRANCISCO AL PUEBLO DE DIOS.
En los últimos días
se dio a conocer un informe donde se detalla lo vivido por al menos mil
sobrevivientes, víctimas del abuso sexual, de poder y de conciencia en manos de
sacerdotes durante aproximadamente setenta años.
Si bien se pueda decir que la mayoría de los
casos corresponden al pasado, sin embargo, con el correr del tiempo hemos
conocido el dolor de muchas de las víctimas y constatamos que las heridas nunca
desaparecen y nos obligan a condenar con fuerza estas atrocidades, así como a
unir esfuerzos para erradicar esta cultura de muerte; las heridas “nunca
prescriben”.
El dolor de estas víctimas es un gemido que
clama al cielo, que llega al alma y que durante mucho tiempo fue ignorado,
callado o silenciado. Pero su grito fue más fuerte que todas las medidas que lo
intentaron silenciar o, incluso, que pretendieron resolverlo con decisiones que
aumentaron la gravedad cayendo en la complicidad.
Con vergüenza y arrepentimiento asumimos que
no supimos estar donde teníamos que estar, que no actuamos a tiempo.
Hemos descuidado y abandonado a los pequeños.
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