viernes, 24 de agosto de 2018

La Font d'Estiu. 10. 26 de agosto de 2018



Partió a la Casa del Padre en Bellús el día 20 Adela Vidal Pérez (86 años).

Lunes 27. Sta. Mónica. El nombre del Señor será glorificado en vosotros. 2 Tesaloniceses 1, 1-5.11b-12; Sal 93; Mt 23, 13-22. A las 9 misa en Montaverner. A las 20 misa de la novena en Alfarrasí.

Martes 28. S. Agustín. Esto es lo que habrí de practicar, aunque sin descuidar aquello. 2 Tes 2,1-3a.14-17; Sal 95; Mt 23, 23-26. A las 9 misa en Montaverner. A las 20 misa de la novena en Alfarrasí.

Miércoles 29. Martirio de san Juan Bautista. V. DE LORETO. Dichosos los que temen al Señor. 2 Tes 3, 6-10.16-18; Sal 127; Mc 6, 17-29. A las 9 misa en Montaverner. A las 12 misa solemne en Montaverner. A las 20 misa de la novena en Alfarrasí. A las 21 procesión en Montaverner. 

Jueves 30. S. Celedonio. CRISTO DE LA PACIENCIA. En él habéis sido enriquecidos en todo. 1 Corintios 1,1-9; Sal 144; Mt 24, 42-51. A las 9 misa en Montaverner. A las 12 misa solemne en Montaverner. A las 20 misa de la novena en Alfarrasí. A las 21 procesión en Montaverner. 

Viernes 31.S. Ramón Nonato. SANTOS TITULARES JUAN Y SANTIAGO. Predicamos a Cristo crucificado. 1 Cor 1, 17-25; Sal 32; Mt 25,1-13. A las 19 misa y traslado a Colata en Montaverner. A las 20 misa en Alfarrasí.

Sábado 1 de septiembre. N.S. de los Ángeles del Puig y de la Cinta. Lo débil del mundo lo ha escogido Dios. 1 Cor 1, 26-31; Sal 32; Mt 25, 14-30. A las 9 misa en Alfarrasí. A las 19 misa en Montaverner. A las 19.45 misa en Bellús. A las 20.30 misa en Alfarrasí.

Domingo 2. XXII T.O. Poned en práctica la palabra. Dt 4, 1-2.6-8; Sal 14; Sant 1,16b-18.21-22.27; Mc 7, 1-8.14-15.21-23.  A las 9 misa en Montaverner. A las 10 misa en Sempere.  A las 10.45 misa en Benissuera. A las 11.30 misa en Guadassequies. A las 20 misa en Alfarrasí.

EVANGELIO DEL DOMINGO.

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 60-69

EN AQUEL TIEMPO, muchos de los discípulos de Jesús dijeron:

-Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?

Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:

-¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos entre vosotros que no creen.

Pues Jesús sabía desde el principio quienes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo:

-Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si  el Padre no se lo concede.

Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús dijo a los Doce:

-¿También vosotros queréis marcharos?

Simón Pedro le contestó:

-Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.

COMENTARIO.

El final del discurso del Pan de Vida concluye situando el lector ante la opción de rechazar u optar por Jesús. Son muchos los discípulos que le abandonan escandalizados por su doctrina, confirmando las palabras del Maestro sobre el seguimiento en cuanto elección divina.

El mensaje de Jesús provoca el rechazo social, porque “Esta es la naturaleza de las cosas, el que la verdad sea amarga y los vicios agradables. El apóstol san Pablo dice ‘me he hecho enemigo vuestro por deciros la verdad’. Y porque las palabras del Salvador parecían duras, muchos discípulos le volvieron la espalda” (san Jerónimo). Tan solo Pedro, en nombre de los Doce le reconocen como el Santo de Dios. Así pues, ¿cuál es nuestra opción?

CARTA DEL PAPA FRANCISCO AL PUEBLO DE DIOS.

En los últimos días se dio a conocer un informe donde se detalla lo vivido por al menos mil sobrevivientes, víctimas del abuso sexual, de poder y de conciencia en manos de sacerdotes durante aproximadamente setenta años.

Si bien se pueda decir que la mayoría de los casos corresponden al pasado, sin embargo, con el correr del tiempo hemos conocido el dolor de muchas de las víctimas y constatamos que las heridas nunca desaparecen y nos obligan a condenar con fuerza estas atrocidades, así como a unir esfuerzos para erradicar esta cultura de muerte; las heridas “nunca prescriben”.

El dolor de estas víctimas es un gemido que clama al cielo, que llega al alma y que durante mucho tiempo fue ignorado, callado o silenciado. Pero su grito fue más fuerte que todas las medidas que lo intentaron silenciar o, incluso, que pretendieron resolverlo con decisiones que aumentaron la gravedad cayendo en la complicidad.

Con vergüenza y arrepentimiento asumimos que no supimos estar donde teníamos que estar, que no actuamos a tiempo.

Hemos descuidado y abandonado a los pequeños.

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