miércoles, 8 de septiembre de 2010

He vuelto a mis raíces.

De Traslado de la Virgen de Oreto en L'Alcudia


Ha sido esta mañana. El pasado año no pude asistir y hoy he vuelto a mi parroquia de origen, a ese claustro donde alimentaba mis deseos de ser sacerdote, a esa iglesia donde soñaba encontrarme en el altar, celebrando la eucaristía. Y allí han brotado infinidad de sensaciones, era reencontrarme con mi historia, mi pasado y con mis raíces.
La bellisima imagen de la Mare de Deu de l'Oreto, traída a L'Alcudia, según la tradición en 1276 (el VII Centenario forma parte de mis primeros recuerdos), salvada de su destrucción en 1936, forma parte de mi vida y mi familia. Su mirada es un espejo donde se funden las cientos de miradas de mis padres, abuelos,... antepasados. Ella ha estado siempre ahí, escuchando no sólo mis oraciones y deseos de ser sacerdote, sino la de mi familia, ha sido testigo mudo de sus plegarias. Ella ha sido llevada en el corazón por quienes su sangre corre por mis venas, los que forman parte de mi herencia.
Por eso volver al pueblo de origen es reencontrarte con tu propia persona, con lo que eres, fruto de quienes me precedieron, me regalaron la vida y me acompañaron en mi infancia, educándome en la fe y enseñándome a amar a María, fijando la mirada y el corazón en esta bella imagen.
La tradición y como siempre ocurre, en ella se funde la rivalidad entre pueblos vecinos, cuenta como en 1276 el Señor de L'Alcudia, Pelegrí de Montagut, trajo de Italia la imagen, regalada al caballero cristiano por el Papa Inocencio V. El noble la depositó en una casa situada junto a la Acequia Real del Jucar, "l'Hort de Manus" y allí María, la guardó. Aquella noche los vecinos cristianos vieron unas luces, procedentes de esta casa. Se dirigieron a ella y al encontrar la imagen de la Virgen la llevaron con gran gozo a la iglesia.
Pero amaneció y llegó su propietario. No era para L'Alcudia sino para otro pueblo de donde era señor, Carlet. Con gran resignación y dolor se desprendieron de ella y llevándola en un carro de bueyes la condujeron al vecino pueblo. Pero he aquí el milagro, cuando los cabestros se dirigían a Carlet se paraban y cuando regresaban a L'Alcudia avanzaban. Reconociendo de este modo el deseo de la Virgen de habitar en L'Alcudia, fue regalada por el Señor a este pueblo.
Este acontecimiento se recuerda anualmente la víspera de la fiesta en "L'Entrà", donde la imagen es llevada en un carro de bueyes desde "l'Hort de Manus" hasta la Plaza. Allí tiene lugar unos versos protagonizados por tres jóvenes, quienes representan a María, Pelegrí de Montagut y el embajador del Papa ("Nos Inocenci V...."), Pelegrí la entrega a María, quien en nombre de todos los pueblos, la acoge. Seguidamente los dos representantes del pueblo, el Párroco y el Alcalde, la llevan en brazos hasta la Iglesia Parroquial.
Al día siguiente tiene lugar el traslado por el interior de la Iglesia, con el fin de celebrar la eucaristía en honor a la patrona.
Y ciertamente la Mare de Deu de Loreto ha configurado el pueblo y la espiritualidad de los parroquianos, ella está presente en todas las casas y quienes hemos crecido bajo su mirada somos personas marianas.
Quizás por eso a los nueve años, una novena, de ser sacerdote y ser enviado a Montaverner, sienta un singular amor hacia la Virgen María, venerada aquí con la misma advocación, sin haber perdido la "L", la Mare de Deu de Loreto.
Y como anécdota, para el cura de Montaverner, Alfarrasí y Benissuera, ha sido una alegría descubrir en el primer banco muntaverninas, de la familia Fullana, quienes hace décadas realizaron el camino inverso.

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